
Sabemos que suicidarte no es una práctica particularmente segura ni regulada, pero en Suiza es legal bajo determinadas condiciones. Lamentablemente, allí junto a los nevados Alpes la gente que quiere acabar con sus vidas mediante el suicidio médicamente inducido tiene que hacerlo siguiendo reglas. Los creadores de la cápsula de eutanasia se enteraron esta semana cuando el primer uso de su dispositivo acabó en arrestos y acusaciones de funcionarios que dijeron que se habían violado regulaciones de seguridad.
El Sarco pod es una cápsula de impresión 3D que libera gas nitroso al apretar un botón. Fue creado por un grupo que se autodenomina The Last Resort (Último Recurso), que afirma ser “un pequeño colectivo internacional de defensores de los derechos humanos (con estudios de leyes, ciencia, medicina y salud)”, y cuya misión es “diversificar (y mejorar) el proceso de muerte asistida en Suiza”. El Sarco pod está diseñado para que su ocupante se duerma en segundos a causa del gas, que reduce enseguida los niveles de oxígeno hasta que la persona expira. Todo lleva solo unos minutos.
Morir donde quieras
La cápsula tiene ruedas para que el usuario pueda llevarla a algún lugar bello e idílico, y la experiencia que ofrece es pacífica. La creó un médico australiano, Philip Nitschke, que la comparó con lo que se sentiría a bordo de un avión cuya cabina se despresuriza. “Sabemos por quienes han sobrevivido a eso que no sientes que te sofocas. Sigues respirando. En treinta segundos sientes desorientación, sin saber qué te pasa, y algo de euforia. Luego, mueres”, le dijo a un medio suizo.
El Sarco pod fue aprobado legalmente para su uso público en Suiza en 2021. Pero desde entonces hubo controversia. Supuestamente lo usó una mujer estadounidense el lunes pasado, en un área rural cerca de la frontera con Alemania. Fue la primera usuaria del dispositivo y The Last Resort anunció su muerte en un breve posteo. Nitsche dijo en redes sociales que la muerte había sido “idílica, pacífica, en medio de un bosque suizo”.
Aunque sea cierto, el primer uso del dispositivo parece haber acabado en desastre para los demás involucrados. Desde el lunes se ha arrestado a varias personas en relación con la muerte de la mujer, informa The Guardian, destacando que el fiscal local “investiga lo que se sospecha como incitación, asistencia y apología del suicidio”. No se sabe con claridad quiénes son los arrestados.
No se sabe exactamente cuáles son los requisitos de seguridad aludidos que harían que el dispositivo no pueda venderse en el mercado. Suiza es uno de los pocos lugares en el mundo donde el suicidio asistido es legal. Tal vez sea algo bueno. Abundan las historias de terror sobre gente que podría acabar afectada por una enfermedad dolorosa y terminas pero que no puede poner fin a su vida en forma legal.
Este artículo ha sido traducido de Gizmodo US por Lucas H. Aquí podrás encontrar la versión original.