Cuando se apaga la luz… se enciende la inseguridad en La Plata: amenazan con cortarle la oreja a una abuela de 90 años

A la hora del descanso nocturno, crece el nivel de vulnerabilidad por el delito en La Plata / web

La hora del delito. El momento de mayor vulnerabilidad para cualquier habitante de La Plata. Hablamos de la madrugada profunda. Cuando el sueño se activa y se pasa a un plano de inconsciencia tal, que no se puede reaccionar preventivamente ante un ataque externo. Le acaba de pasar a una jubilada de 90 años en su casa del barrio Gambier, donde se metieron a robar tres delincuentes con ropas oscuras y, los rostros cubiertos, para evitar los registros de las cámaras de seguridad del barrio.

Según declaró la hija de la víctima, su madre estaba descansando cuando se vio rodeada por gente extraña, que la llenaron de las peores amenazas.

Si bien trataron de forzar una puerta trasera del domicilio, ubicado en 50 entre 132 y 133, por ahí no entraron. Lo hicieron por un ventiluz, al que le arrancaron la reja que lo cubría y le desmontaron los vidrios.

Ante las autoridades que ya investigan el caso, se habló de un lapso de tiempo entre la medianoche y las cuatro de la mañana.

Probablemente, como es práctica habitual, el desembarco delictivo, la pesadilla, sucedió más cerca de las tres, cuando la fase de descanso ya provoca la baja de presión arterial; la relajación muscular y un ritmo respiratorio más pausado.

Los intrusos querían dólares y, cuando la víctima expuso que no tenía, elevaron el nivel de agresión.

Hubo tironeos de pelo, le taparon el rostro con una prensa y le advirtieron que le iban a cortar una oreja, sino colaboraba y decía el lugar donde tenía sus ahorros en divisa extranjera.

Finalmente, los asaltantes se dieron cuenta de que la propietaria de la finca no mentía y se tuvieron que conformar con tres televisores, uno antiquísimo de 14 pulgadas, y un teléfono celular.

Se supo que la jubilada, por su avanzada edad, posee algunos problemas de salud, que a los asaltantes no les despertó ni el mínimo gesto de compasión.

Por la particular forma de moverse, la cantidad de los miembros que tiene el grupo criminal y, el “speech” que usan como caballito de batalla (eso de cortar orejas), no se descarta que se trate de los mismos ladrones que entraron a robar días atrás en una vivienda de Punta Lara, en la esquina de 102 y 13 bis.