David Zalazar en la altura. A ras del suelo, el “Ratu” jugó de mayor a menor / Fotobaires
Inexplicable. Así fue la derrota de Gimnasia 1 a 0 frente a Rosario Central en el Juan Carmelo Zerillo. Sin lujos, sin ser un dechado de virtudes ni aquel equipo que sorprendió en los primeros partidos con Marcelo Méndez en el banco de relevos, el 0 a 0 parcial era un castigo para el Lobo, que había convertido en figura al arquero visitante, Jorge Broun. Las manos del arquero valorado por su paso en tiempos de Maradona mantenían a Rosario Central en carrera en un partido claramente adverso.
Sin embargo, si bien es cierto que los malos tiempos no duran para siempre, el partido que podía servir como impulso para salir adelante se le convirtió en una pesadilla, cuando a los 34 minutos del complemento Tomás O’ Connor definió tras un centro atrás de Enzo Copetti y encontró una respuesta débil de Marcos Ledesma. Un 1 a 0 que se sintió como un mazazo. El golpe lo dejó groggy y la expulsión del debutante Juan Cruz Esquivel, que duró solamente 10 minutos dentro del campo, terminó por noquear toda intención tripera de recuperación.
Gimnasia no fue una maravilla. Claro que no. Tuvo un primer tiempo irregular, pero en el complemento, en base a empuje y a una tenue recuperación de la línea de juego de los primeros partidos, merecía el gol. Una y otra vez Fatura le dijo no a las intenciones triperas, en especial a un hermoso remate de Benjamín Domínguez que, con volada incluida, Broun sacó al córner.
En ese irregular primer tiempo, con un 3-4-3, Gimnasia trató de plantarse en campo rival contra un rival que también buscó agrandar la cancha hacia los costados, con Giaccone por la derecha y Campaz abierto por la derecha. Así, se armó el partido de ida y vuelta, con aproximaciones del Lobo que terminaron en córners y un disparo de media distancia de Giaccone que Marcos Ledesma controló sin complicaciones.
Activó el Lobo sobre los 15 minutos, con una corrida de Rodrigo Castillo que fue barrida in extremis por la defensa canalla, que nada pudo hacer para impedir que del rebote, Benjamín Domínguez sacara un remate bárbaro que exigió a Fatura Broun, que voló y sacó la pelota al tiro de esquina.
Lo tuvo Pintado, que se sorprendió con un centro desde la izquierda que no alcanzó a conectar de cabeza Zalazar. El lateral uruguayo llegó al balón pero su remate incómodo salió muy desviado.
Creció la visita cuando Gimnasia dejó de ganar las divididas en la mitad del campo. El equipo de Méndez perdió el protagonismo y Central tuvo la apertura del marcador con un cabezazo de Quintana que Ledesma contuvo con cierta dificultad, aunque había posición adelantada cuando el arquero volvió a quedarse con el rebote.
El Tripero tuvo otra clara, con un buen tiro libre de David Zalazar que pasó cerca. Con dificultades para encontrar precisión en los últimos metros, ambos equipos trataron de aprovechar los errores del rival.
Si bien Gimnasia no sostuvo los hilos del partido (el gran problema de los equipos de Marcelo Méndez, lo poder jugar el partido como quieren) lejos estuvo de pasar sofocones. El electrocardiograma del primer tiempo tenía al Lobo vivo, con un bache en el medio y una levantada en el final que se acercó -al menos- al protagonismo del equipo en los primeros minutos.
En el inicio de la segunda parte, un pelotazo largo dejó mano a mano a Lautaro Giaccone con Marcos Ledesma y el arquero tripero ganó el duelo. Enseguida, hubo una polémica en el área tripera con un forcejeo entre Leo Morales y Marco Ruben que no fue penal para el árbitro Zunino ni para el VAR, más allá de las protestas de los jugadores canallas.
Se lo comió Rodrigo Castillo de cabeza. El delantero saltó solo en el medio del área pero la pelota le quedó alta y su cabezazo fue un metro por encima del travesaño. En un buen momento albiazul, Benjamín Domínguez tuvo una buena acción individual, probó de media distancia y obligó a Broun, que un par de minutos después le volvió a ganar a Benjamín Domínguez al sacar al córner un remate que pedía ángulo. Y también le sacó, en gran reacción, un cabezazo a Juan Cruz Cortazzo.
Gimnasia reencontró la memoria incluso en el juego asociado. Después de una buena serie de pases terminó en un centro de Juan de Dios Pintado que le quedó alto a la cabeza de Domínguez. Y casi sin respiro, Broun fue abajo a tapar un remate de Valentín Rodríguez, quien había ingresado por Colazo.
¿Se quedó Gimnasia? No volvió a llegar, pero siguió creyendo en que podría quebrar la resistencia canalla. Justamente, esa vocación ofensiva lo dejó desnudo ya que cuando parecía que el gol estaba al caer, una perdida en la salida terminó con una rapidísima contra que le costó el partido.
Perdió Castro en el medio, pero el Lobo se rehizo. El pibe Cortazzo, hasta ese momento con un respetable partido -al punto de haber estado cerca del gol- pensó en el arco de enfrente, no buscó apoyos para jugar y de esa contra la visita sacó oro, porque Campaz cruzó la pelota a la derecha para Enzo Copetti, quien puso el centro atrás que terminó con el remate de Tomás O’Connor para el 1 a 0 de la visita. Dos ingresantes en la acción del gol visitante. Una vez más, como en el clásico, la importancia del banco de relevos, eje de gran parte de las críticas a la Comisión Directiva.
Para Gimnasia fue el final. El debut de Santino Primante sirvió para la estadística del pibe, porque Esquivel se hizo echar y se hizo trizas esa ilusión de Méndez de meter la pelota dentro del área en busca del borbollón salvador. Incluso, pudo meter el segundo Rosario Central, pero Ledesma le tapó el gol a Alan Rodríguez.
Y entre nervios, insultos, silbidos y un equipo que no logró reencontrase consigo ni aún mereciéndolo, se fue otro partido. Y los hinchas dejaron el Bosque preocupados, viendo que se acercan Racing, River, la Copa Argentina y Belgrano en un fixture que no perdona errores.
Cuarto al hilo
Desde el retorno de la actividad tras el parate por la Copa América, Gimnasia perdió los cuatro partidos que disputó en la Liga Profesional (Independiente Rivadavia, San Lorenzo, Estudiantes y Rosario Central).
