En una tarde de infernal calor, agosto se estrena con una novillada de Dolores Aguirre para estar mucho mejor que una terna de escasa ambición

Abrasaba la piedra como un caldero con ascuas muy vivas. Ni una brizna de aire y los abanicos en modo máxima potencia. Era el primer festejo de agosto, ese mes en el que, ya lo decía José Luis Lozano, en Madrid no queda ni …
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