El pequeño espacio geográfico del país dominicano, está graficado en el momento histórico de un mundo que hoy, se debate en un escenario de guerras y conflictos; del lado oeste, tenemos un diminuto país del cual somos siameses, que está en constante confrontación, en desorden, superpoblado y sin estadísticas reales sobre sus habitantes.
En el contexto internacional más lejano, tenemos nuestro principal socio comercial, comprometido en un proceso de elecciones presidenciales que, divide la nación entre el nacionalismo radical y el liberalismo gobernante, cuya reelección con el presidente Joe Biden como candidato, tiene un alto nivel de rechazo que, fortalece la musculatura electoral del ex presidente Donald Trump.
Trump, el abanderado del nacionalismo radical, promete una confrontación sin límites con las minorías migrantes, adelantando una política anti inmigrante de retornar a la Casa Blanca en noviembre próximo.
Las guerras no dan pausa, y en las consideraciones del Papa Francisco, ya estamos en la tercera guerra mundial. Con un entorno internacional complicado y conflictivo, República Dominicana se encamina por un sendero electoral buscando quien dirigirá su destino en los próximos 4 años.
Las opciones están bien definidas a 3 meses de las elecciones generales congresuales y presidenciales; por un lado, la reelección de un gobierno improvisador e irrespetuoso de la institucionalidad del Estado, cuyo candidato ha roto el récord de retroceder en decisiones erradas, por otro lado, un candidato con vasta experiencia de mando y solución de conflictos internacionales.
El primero, ha basado los errores y deficiencias de sus 3 años y medio de gobierno en las crisis internacionales, queriendo hacer creer a los dominicanos que, si los precios de los comestibles suben en una pequeña isla del Caribe, se debe a que los rusos y los ucranianos queman su pólvora en el Mar Negro.
Tremendas contradicciones para un gobierno incapaz; excusar sus errores en las crisis internacionales, mientras alaba las metas de llegada de turistas y los altos índices de entrada de remesas en dólares y euros.
La segunda opción, es la candidatura de la experiencia en manejo de crisis; es el Presidente que recibió el país en default en el año 2004 y en menos de 6 meses, lo encaminó a un pleno crecimiento y al florecimiento de todos los sectores productivos.
Es un Presidente que está obligado a superarse a sí mismo, por su alto sentido de la historia ¡ese presidente es sin duda Leonel Fernández!
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