Estudiantes y un arranque que ilusiona

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Otro triunfo y otra buena actuación. Estudiantes sigue avanzando a paso firme en la Copa de la Liga y ayer no dejó ninguna duda ante Tigre, al que derrotó 2-0, un resultado que pudo y debió ser más amplio. Lo fue superando con el manejo de la pelota y nunca lo dejó discutirle el tesoro.

El equipo de Eduardo Domínguez volvió a tener en su mediocampo al arma preferida para disparar y lastimar. Enzo Pérez está en un nivel altísimo y fue la figura de su equipo y de la cancha. Él empezó a gestar todas las jugadas ofensivas de un equipo que por momentos abusó de la tenencia pero que cuando sintonizó en el GPS el arco rival fue efectivo. No dejó ninguna duda y por eso los 10 puntos sobre 12 posibles lo ponen en un lugar de vanguardia. Nada mal para este comienzo del año.

En el primer tiempo Estudiantes fue muy superior a Tigre. Lo aburrió con la tenencia de la pelota. Pases cortos, largos, para el costado, profundos… Hizo lo que quiso y hasta por momentos abusó de tanto pase y a los plateístas se les pusieron los pelos de punta. Pero esos mismos plateístas quedaron con sus manos rojas de aplaudir a Enzo Pérez y José Sosa, que pese a estar en el final de sus carreras jugaron 45 minutos de lujo.

Salvo en los primeros 8 minutos, cuando la visita encontró en la presión alta una manera de incomodar a su rival, el resto del partido estuvo en las manos del Pincha, que mostró demasiadas diferencias en el campo, como si por momentos fuese un partido de Copa Argentina contra un rival de una categoría inferior.

El aviso llegó a los 9 minutos, cuando tras un desborde de Eric Meza por la izquierda llegó el centro para el cabezazo de Mauro Méndez que pasó muy cerca del palo derecho de Tagliamonte, que 10 minutos después le achicó el arco a Correa que quedó mano a mano tras un preciso pase de JAvier Altamirano, que no descolló pero jugó sus mejores momentos en el equipo de Domínguez. Incluso a los 23 minutos pisó el área tras quedar frente al arquero y definió con tres dedos, remate que desvió el arquero al córner.

A esa altura de la tarde el partido era del Pincha, que dominaba casi sin resistencia. El gol estaba al caer y sólo faltaba que los intérpretes tocaran la nota de la partitura. Fue así que cuando el reloj marcaba el minuto 24 llegó el gol de Mauro Méndez, que fue como un toro a presionar en la salida de Tigre, le robó la pelota a Sánchez Miño y definió cruzado a un palo para el gol Pincha, el que merecía y tenía a su alcance.

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Méndez festeja el primer gol del Pincha junto a Mancuso / Fotobaires

Tigre fue un equipo sin brújula, perdido en la mitad de la cancha, ahogado en defensa y sin nada de peso ofensivo. Por momentos fue un Deportivo Alemán, porque el exGimnasia buscaba él solo llegar al gol, por un lado porque era el único capaz de hacerlo y por otro porque estaba desesperado por conseguirlo. Tres veces, con la pelota parada, buscó el arco pese a tener a sus compañeros en el área esperando el centro: mala lectura del juego y egoísmo.

La mejor noticia que se llevó Gorosito al entretiempo fue el resultado, porque un solo gol de diferencia invitaba a buscar un error o una pelota parada para alcanzar un empate.

El segundo tiempo se jugó igual que el primero, pero con un Estudiantes tan confiado de su superioridad que no quiso acelerar ni dar el paso para adelante necesario como para liquidar el partido. Tuvo tanto la pelota y lateralizó demasiado, por momentos con algún tipo de peligro.

No tuvo ese jugador que rompa una línea o que gane en el mano a mano. Ni siquiera lo logró con el ingreso de Edwuin Cetré en un partido a su medida. El colombiano se paró primero como extremo izquierdo bien marcado y luego por la derecha. Mostró velocidad y técnica. Se resbaló más de lo indicado pero cuando tuvo un mano a mano hizo expulsar a Gian Nardelli, el defensor que le cruzó el brazo para impedir que siguiera rumbo al arco. Luego le dejó una asistencia exquisita a Franco Zapiola, que definió muy fuerte y alto.

En esos 45 minutos lo más interesante fueron los cruces de casi todos los jugadores con Brahian Alemán. El volante se peleó con todos, incluso con él mismo. Primero con Enzo Pérez, más tarde con Ascacibar, en algún momento hasta con Cetré y en el final el cruce tan esperado con Fernando Zuqui. El de Estudiantes le pegó una patadita de movida y el uruguayo se la devolvió en el final. Los dos se ganaron sendas amarillas, pero está claro que por el resultado el exGimnasia se fue muy molesto.

Enzo Pérez fue el faro del equipo. De sus pies nació todo el fútbol de Estudiantes

Estudiantes recién pudo definir el partido a falta de 10 minutos, cuando Eros Mancuso se decidió a ir para adelante, hizo foco en el palo izquierdo de Tagliamonte y con un fuerte derechazo hizo el 2-0 justo y que terminó todo tipo de partido.

Antes se lo había perdido Javier Correa, que tiene más diagonales que la plaza Moreno y eso es una muy buena noticia para el equipo. Es verdad que le falta gol, pero siempre es un jugador para recibir en ataque.

Ganó Estudiantes y fue más que merecido. Lo ganó al trote y al toque. Sigue arriba y se ilusiona con un año que le permita pelear varias competencias. El comienzo está muy por encima de lo imaginado y tiene bases sólidas como para permitirse ir por muchas cosas.

El informe de Martín Cabrera desde UNO tras el triunfo ante Tigre

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