(CNN) –– Los británicos aún no salen de la sorpresa, tras conocerse que el rey Carlos III fue diagnosticado con cáncer y comenzó su tratamiento. La semana anterior, las cámaras lo captaron en el centro de Londres saliendo de London Clinic y saludando a la prensa junto a su esposa, la reina Camila, luego de un procedimiento por agrandamiento de próstata. También se lo vio acudir, como todos los domingos, al servicio religioso en una iglesia en Sandringham, Norfolk.
El país está preocupado por la salud del soberano, de 75 años, luego del anuncio, pero también hay mucho optimismo por su recuperación.
Aunque el Palacio de Buckingham no dio a conocer el tipo de cáncer que sufre el rey, cuán avanzado está o qué tratamiento concreto llevará, el anuncio no tiene precedentes en la historia de la familia real británica, y ha sido tomado por muchos como un esfuerzo de transparencia por parte de una monarquía en tiempos modernos y un cambio radical con el pasado.
“Su Majestad ha decidido compartir su diagnóstico para evitar especulaciones y con la esperanza de que pueda ayudar a la comprensión pública de todos los afectados por el cáncer en todo el mundo”, dijo el comunicado del Palacio de Buckingham.
En enero, el rey Carlos III también decidió hacer público su diagnóstico inicial de agrandamiento benigno de la próstata para animar a la población a hacerse un chequeo si experimentan síntomas. El medio británico ITV reportó que las visitas a la página web del Sistema Nacional de Salud (NHS) sobre agrandamiento de próstata se incrementaron en un 1.000% luego del anuncio.
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El soberano además es patrocinador de diferentes organizaciones para el cáncer, incluyendo el Macmillan Cancer Support.
De Jorge VI a Kate, ¿cómo ha manejado la familia real los diagnósticos?
En el pasado, las condiciones médicas específicas de los miembros de la familia real británica rara vez se han divulgado a la prensa y al público en general. Aunque fueran figuras públicas, también se consideró que tenían derecho a un cierto nivel de privacidad médica.
Durante el reinado de Isabel II fueron pocas las veces que la soberana estuvo hospitalizada, y cuando ocurrió pocos detalles se revelaron luego de su admisión. En 2013, la entonces monarca de 86 años fue internada por primera vez en una década, para ser tratada por una gastroenteritis.
En los últimos años de su reinado, la reina fue admitida para exámenes médicos, sin que el Palacio de Buckingham revelara detalles de su condición.
Lo mismo ocurrió en el caso de su esposo Felipe, el duque de Edimburgo. En diciembre de 2019, el compañero de la reina estuvo hospitalizado durante cuatro noches por “una condición no revelada”.
Si retrocedemos en el tiempo, la enfermedad del abuelo de Carlos, el rey Jorge VI, no se reveló. Eran tiempos muy distintos, le dijo a CNN la biógrafa real Sally Bedell.
“Recordando a su abuelo, Jorge VI, quien tenía arteriosclerosis y no se explicó completamente al público. Y luego, por supuesto, tuvo cáncer de pulmón y le extirparon el pulmón izquierdo. Los médicos nunca dijeron que fuera cáncer. Dijeron que tenían que hacerlo para reparar algunos defectos estructurales”, explica Bedell. “No le dijeron a la familia y, ciertamente, no se lo dijeron al público”, añadió la biógrafa.
Bedell advierte sin embargo que puede ser peligroso no revelar todos los detalles a largo plazo: “Siempre es complicado publicar una imagen parcial”, porque la gente puede “interpretar o sobreinterpretar”.
En 2020 se hizo público que Carlos, aún príncipe, se contagió con covid-19 en pleno comienzo de la pandemia. Sin embargo, el príncipe William de Gales también se contagió, pero no fue revelado en ese momento.
De acuerdo con un reportaje publicado por el diario The Sun meses después (que no fue negado por el Palacio de Kensington) William le dijo a un observador durante una función que decidió no hacer público el diagnóstico porque “estaban sucediendo cosas importantes y no quería preocupar a nadie”.
El tabloide británico informó que el príncipe se tomó un descanso de siete días de llamadas y mensajes de video entre el 9 y el 16 de abril de 2020. Durante ese mismo período, el primer ministro británico, Boris Johnson, se recuperaba de su propio contagio de covid-19, que fue tan serio que tuvo que ser tratado en cuidados intensivos dejando al mando del país a su secretario de Relaciones Exteriores.
El heredero al trono y el Palacio de Kensington, a cargo de los asuntos de los príncipes de Gales, han optado por mayor privacidad en asuntos relacionados con la salud de William y su familia.
El mes pasado, la princesa Kate fue operada en el abdomen y estuvo internada también en el London Clinic. El anuncio tomó por sorpresa a todos. El Palacio de Kensington resguardó su privacidad y no reveló más información sobre el motivo de su intervención quirúrgica. Sin embargo, una fuente real le dijo a CNN el 17 de enero que la princesa de Gales, de 42 años, no tenía cáncer.
A finales de enero, una fuente real dijo a CNN que la reincorporación de la princesa a sus funciones oficiales dependerá del dictamen médico más próximo en el tiempo. Muchos aún se preguntan el motivo de la larga recuperación de Kate.
¿Derecho a la privacidad?
La revelación del diagnóstico de cáncer del rey ha reabierto también un debate sobre cuánta información merece tener el público sobre la salud de la familia real, y en particular, de su jefe de Estado.
Muchos opinan que la familia real debería ser más transparente y que el público tiene derecho a más información, ya que la casa real está financiada por los contribuyentes. Algunos afirman que el público tiene derecho a saber, ya que los miembros de la realeza son figuras públicas y las libertades personales se ven inevitablemente comprometidas cuando representan a la corona y al país.
Aunque el debate se puede extender, el escenario es claro cuando la condición médica puede afectar eventos públicos, sobre todo en el caso del monarca. En ese momento, el palacio tiene el deber de revelar lo que ocurre.
“No creo que necesitemos saber qué tipo de cáncer tiene o en qué etapa. Creo que necesitamos saber cómo se manejarán los deberes reales y por quién, y deben informarnos de un plan si las cosas le salen mal al rey. Pero, aparte de eso, tiene derecho a la privacidad. El ser diagnosticado con cáncer cambia mucho la vida. Él debería poder manejarlo de la manera que necesita”, le dijo a CNN Estelle Paranque, experta en estudios reales y profesora asociada en historia moderna de la Universidad de Northeastern en Londres.
Con el paso de las semanas, y tal vez meses, podría haber más detalles sobre la salud de Carlos III y su tratamiento, pero por ahora se conoce que el monarca está alejándose de protocolos del pasado.