La noticia sobre la clausura de la estación de servicio de 7 y 85, Villa Elvira, a fines de enero puso los temores y la angustia del vecindario en estado de la peor confirmación: el agua que beben, usan para cocinar y para bañarse viene de una fuente que puede estar contaminada con combustible. La versión del cierre, luego rechazada desde el comercio, también agrandó el alerta porque las actividades siguen aún cuando ya hay una investigación en la Justicia Penal donde se pone la lupa sobre el estado de la napa y de la red de cañerías que sirve a las casas.
En una recorrida por la zona, este diario pudo constatar que la estación está abierta. Más tarde se confirmó que tuvo un día de clausura municipal por documentación, pero el planteo ambiental de los vecinos está siendo investigado por la Justicia.
“Nunca estuvimos clausurados. Vino la policía, nos pidieron documentación y nada más. No se hizo ninguna toma de muestras de nada. Nos hicieron quedar como unos asesinos”, le dijo a este diario un empleado de la estación de servicio.
Desde hace semanas, los frentistas que viven en la zona de 7 y 85 dicen que el agua de red sale con olor y sabor a combustible, lo que ha afectado su salud, ya que registraron sarpullido en la piel, ardor en los ojos, diarrea y dolor de abdomen.
Ante esa situación, varios de los afectados realizaron una presentación ante la Autoridad del Agua, que tomó muestras del agua de la casa de algunos vecinos el 25 de enero.
“Los análisis indicaron que esas muestras no contenían partículas de hidrocarburos”, explicaron desde la Autoridad del Agua.
Sin embargo, el tema no quedó allí, ya que los frentistas también hicieron una denuncia ante la Policía Ecológica, que dio intervención a la Justicia. La presentación dio lugar a una causa por un delito penal en la fiscalía Nº 17, a cargo de la fiscal María Eugenia Di Lorenzo, desde donde se ordenó realizar una inspección en la estación de servicio el 30 de enero. La Policía Ecológica solicitó la presentación de la Municipalidad de La Plata, la Autoridad del Agua y ABSA.
Según se pudo averiguar, los investigadores planeaban tomar muestras de efluentes y del agua de un pozo de ABSA a metros del comercio. No pudo hacerse debido a que no había derrames y porque nadie de ABSA se hizo presente en el lugar, imposibilitando el acceso a la toma de agua.
Ante la consulta de este diario desde ABSA se respondió que la empresa no tiene vinculación con el tema y los actuantes son la Autoridad del Agua y la Municipalidad.
Sobre la clausura, la Comuna informó que “a fines de diciembre se realizó una inspección y al no contar los responsables del lugar con los documentos pertinentes, el inspector a cargo realizó un acta de comprobación. Días después, y de acuerdo a lo pactado, los propietarios de la estación presentaron los documentos y se constató que estaba todo en regla. Había sido clausurada porque no exhibieron la habilitación el 25 de enero a la noche, pero el juzgado levantó la clausura cuando llevaron la habilitación pertinente”.
Los vecinos se sienten perjudicados y en riesgo. “Te vas a cepillar los dientes y el agua es nafta pura. Esto no es de ahora. El problema lleva más de cuatro años, cuando ABSA colocó una bomba para mejorar la presión del servicio frente a la estación de servicio. A partir de ahí algo quedó mal conectado. Y tenemos entendido que la estación de servicio tiene un tanque antiguo subterráneo que está filtrando. Al hacer esa bomba de agua, comenzó el problema. ABSA estuvo antes de ayer drenando mucha agua pero esto sigue sin solucionarse. Tenemos que comprarnos agua para tomar, pero nos bañamos con el agua de red y el camión de ABSA no pasa seguido a repartir agua. Nosotros no sabemos si la culpa es de la estación de servicio o de ABSA, pero alguien lo tiene que solucionar”, comentó u vecino que pidió reservar su identidad.