Hace exactamente 25 años la portada de EL TIEMPO anunció el nacimiento de la primera comunidad digital de alcance nacional en Colombia. Con un logotipo juguetón y un nombre evocador de los grandes descubrimientos, el titular pregonaba: “Arranca Eureka”.
Y a continuación, reseñaba que Eureka era “la colonia colombiana en Internet, con el respaldo de EL TIEMPO, El Colombiano y El País. Ofrece noticias, entretenimiento, deportes, servicios, charlas, foros y sondeos de opinión”.
Hoy en día, sería difícil pensar en que se unieran estos tres medios (EL TIEMPO, El Colombiano, El País) y que luego a esa unión se integraran accionistas de Semana, como en efecto sucedió. Pero en un momento en el que el acceso a Internet era poco menos que un privilegio y las arenas políticas estaban divididas por la inminencia de la elección presidencial (esa misma primera página del 26 de mayo de 1998 informaba que no habría debate televisivo entre los candidatos Andrés Pastrana, Horacio Serpa y Noemí Sanín), fue un milagro consolidar tal alianza, un hito en la historia de los medios digitales colombianos.
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Eureka fue una marca ‘sombrilla’ que cobijó no solo los contenidos de estos tres periódicos, sino que acogió muchas otras marcas: la revista Enter, el (entonces) semanario Portafolio, versiones especiales de The Wall Street Journal, Fortune, Time, The Miami Herald y Financial Times, las páginas amarillas de la firma Combiser, en fin.
No obstante, más que estos artículos, lo que causó mayor impacto fueron servicios que eran menos comunes en esa época: la aparición de chats de conversación en línea, foros de discusión sobre determinados temas, la posibilidad de poner anuncios clasificados gratuitos, actualizaciones del estado de las vías, consultorios de salud y de temas jurídicos…
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Aviso publicitario de EL TIEMPO sobre el lanzamiento de Eureka.
Archivo EL TIEMPO
En el libro ‘Ya estás tejiendo la red’, que cuenta la historia de Internet en Colombia, escribí este recuerdo de esa comunidad:
“Eureka se convirtió en el dominio de Internet más visitado por los colombianos. En una nota publicada en El Tiempo, al cabo de su primera semana, reporté que el promedio de consultas era cercano a las 20.000 diarias, pese a que se presentaron los inconvenientes técnicos usuales en este tipo de lanzamientos. En esos primeros días, había numerosos incentivos para los usuarios: se rifaban cuentas para conectarse gratuitamente a Internet por dos meses (en momentos en que los costos de conexión eran realmente altos), había especiales periodísticos sobre el Mundial de Fútbol de Francia 1998 y las elecciones presidenciales del mismo año, que estaban a la vuelta de la esquina, y se lanzaron (dentro de Eureka) páginas oficiales de personajes como Andrea Echeverri y su banda Aterciopelados. Esa estrategia de tener páginas oficiales de personajes públicos dentro de un medio de comunicación había sido muy exitosa en Argentina, en sitios colegas como los de Clarín y La Nación, y por eso yo había conversado personalmente con algunos, como la popular modelo Natalia París, aunque con ella nunca pudimos concretar su página, pese a que en varias ocasiones me invitó a Medellín a resolver todos los detalles, y por los afanes del lanzamiento nunca pude aceptar (mis compañeros en la redacción de El Tiempo se burlaban de mí diciendo que debía ser el único colombiano que rechazaba una invitación a almorzar con Natalia París)”.
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Eureka: No todo fueron flores
Sin embargo, la anécdota más significativa sobre esa comunidad no fue tan favorable en su momento, pero sí muy útil en el largo plazo. Está consignada en ese mismo libro, ‘Ya estás tejiendo la red’, justo al comienzo:
“Una mañana cualquiera, de finales de 1998 o comienzos de 1999, el entonces subdirector del periódico El Tiempo Enrique Santos Calderón llegó presuroso a mi escritorio, en la redacción digital de ese diario, para ordenarme que respondiera por él una llamada urgente desde La Habana. Mientras recorríamos los 20 metros que nos separaban de su oficina, me contó, con el ceño fruncido, que su amigo Gabriel García Márquez necesitaba hablar con el encargado de nuestro sitio web.
“Ya en su despacho, y a puerta cerrada, me pasó el teléfono y al otro lado pude escuchar una voz inconfundible, con su marcado acento caribeño:
– Hola, ¿tú eres el responsable de Eureka?

Así lucía Eureka a finales de 1998.
Archivo EL TIEMPO
“Con algo de sorpresa y mucha reverencia, asentí y le dije que era un honor para nosotros tenerlo como usuario. A renglón seguido, improvisé el comienzo de un discurso corporativo para explicarle las bondades de la comunidad digital que él había mencionado (Eureka), pensada como una sombrilla para cobijar marcas como El Tiempo, Portafolio y las revistas de esta casa editorial. Pero sin dejarme avanzar, García Márquez me interrumpió y me disparó:
– No, mira, lo que quiero decirte es que esa Eureka es una mierda…
“Y como si tuviera su propio discurso preparado, fue enumerando los problemas que había encontrado en esta especie de portal (antes de que se crearan los portales) que habían lanzado El Tiempo, El Colombiano y El País, en su afán de asemejarse a comunidades como Pathfinder, la marca que había creado la empresa Time Warner, en Estados Unidos, para reunir el contenido de medios como las revistas Time, People, Fortune, Sports Illustrated, la cadena CNN y otros medios.
“Mientras el hombre más famoso del país se despachaba contra este pobre periodista, por no haber podido leer ni imprimir en Cuba las noticias que le interesaban, Santos Calderón me indagaba con gestos faciales sobre lo que me decía Gabo y yo fingía que todo estaba bien, y levantaba mi pulgar derecho para tranquilizarlo”.
Las correcciones que nos pidió García Márquez fueron útiles para mejorar el servicio
Hoy, se puede decir que el justificado reclamo fue positivo en el largo plazo, ya que las correcciones que nos pidió García Márquez fueron útiles para mejorar el servicio y atraer a inversionistas del grupo Sanford, que un año después se unieron a esta comunidad para integrarla en el portal LaCiudad.com, que luego fue vendido por una cantidad multimillonaria a la firma Terra, de origen español, ya en pleno siglo XXI.
Pero para la historia quedó el lanzamiento digital que cumple 25 años y que significó otro paso adelante en la historia de Internet en nuestro país.
Julio César Guzmán
(En Twitter: @julguz)
Editor de la Mesa Audiovisual de EL TIEMPO