“Escruches a la carta” en La Plata: ahora desvalijaron una casa a la hora de la cena

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“Escruches a la carta” en La Plata: ahora desvalijaron una casa a la hora de la cena

La zona de 481 y 13, en Gonnet, donde una banda concretó un cuantioso robo / roberto acosta

Joyas, varios dispositivos electrónicos y ahorros, tanto en pesos como en otras divisas, formaron parte del botín que el pasado domingo por la noche fue sustraído de la casa de una familia, ubicada en un sector de Gonnet, que se encontraba disfrutando de una salida gastronómica al momento del ingreso.

Este nuevo escruche tiene lugar apenas unas horas después de que saliera a la luz el resonante asalto perpetrado con la misma modalidad, por la denominada “Banda del emoticón” en un PH de 19 entre 45 y 46, de donde se llevaron más de cinco millones de pesos. Según los primeros indicios, para dar el golpe la banda habría vigilado y, posteriormente, marcado el lugar con la imagen de una “carita feliz”.

Según indicaron fuentes policiales, este nuevo episodio de inseguridad tuvo lugar en una morada emplazada en la intersección de las calles 481 y 13, durante una ventana de tiempo de menos de 15 minutos, que comenzó a correr cuando los ladrones forzaron la cerradura y se activó la alarma.

Como se indicó, todo sucedió mientras las víctimas se encontraban fuera de su domicilio disfrutando de una cena. Todo apuntaba a que sería una velada para atesorar como recuerdo. Pero, minutos antes de las 22 horas, el teléfono del dueño de casa comenzó a sonar.

En un primer momento intentó por todos los medios evitar romper el clima cálido que se había generado, pero ante la insistencia de un familiar decidió atender su teléfono. Apenas presionó el botón verde confirmó sus sospechas: se trataba de muy malas noticias.

El pariente y también vecino le informó que la alarma de su casa estaba activa y que se podía divisar desde el portón que la puerta de su domicilio estaba abierta. Inmediatamente el hombre se dirigió a su casa y al llegar, por segunda vez en la noche, sus presentimientos se hicieron realidad.

Un patrullero y un móvil de la empresa de alarmas, que habían llegado hacía unos minutos, lo estaban esperando. Justamente, el damnificado había tomado la decisión de contratar el servicio de seguridad ante el exponencial crecimiento de la delincuencia en la Zona Norte.

Luego de ver la cerradura de su puerta rota, se aseguró de que no hubiese nadie en el interior y fue en ese marco que ingresó y se encontró con el angustiante panorama: un desorden mayúsculo y varios faltantes.

De todos modos, pese al desconcierto y el pesar por las pérdidas materiales, el hombre se abocó a la tarea de evaluar los perjuicios en contra suyo e inventariar lo sustraído.

Entre los elementos que ahora se encuentran en poder de desconocidos se encuentran varias joyas de oro, relojes digitales, un iPad y dinero expresado en dólares y en pesos, cuyos montos no pudo precisar debido al estado de conmoción en el que se encontraba al momento de hacer la denuncia.

“Ahora estamos ordenando el desorden que dejaron. Realmente estamos muy angustiados para poder hablar. Estábamos fuera cuando sucedió el robo así que físicamente estamos bien. Pero anímicamente estamos devastados”, precisó la víctima en un breve diálogo que mantuvo con este diario.

El objetivo de la alarma era repeler a los ladrones, pero no logró conseguirlo. Todo apunta a que los sujetos estaban decididos a ejecutar el golpe a como diera lugar. Incluso con la alarma sonando y poniendo en estado de alerta a todo el barrio y a sabiendas del inminente arribo de un patrullero al lugar.

Esta doble presión sobre sus espaldas y el accionar a contrarreloj no fueron impedimento para que los hampones revisaran prácticamente toda la casa a sus anchas en busca de objetos de valor. En el breve lapso que lo hicieron lograron reunir un suculento botín con el que se terminaron dando a la fuga.

Si bien el caso aún resulta un completo enigma, en principio estaría descartada la posibilidad de que se haya tratado de un robo al voleo. Todo apunta a que nuevamente se estaría frente a un caso de golpe planificado.

Quizás no con el alto grado de detalle con el que se cree que operó la “Banda del emoticón”, pero al menos con una rudimentaria hoja de ruta que les permitió una división de tareas para la rápida ejecución del plan.

Así los investigadores explican, en cierto modo, el hecho de que los individuos hayan podido dar con tantos objetos personales y con los ahorros de la familia en el breve lapso de tiempo que transcurrió desde que se activó la alarma hasta que llegó la Policía.

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