Rushdie (1947) nació y creció en Bombay por lo que tiene una gran cultura oriental y occidental al pasar el resto de su vida, fundamentalmente, en Gran Bretaña y EE.UU. Por eso puede hablar del ‘Mahabharata’ y del ‘Ramayana’, lo mismo que de la ‘Ilíada’ y la ‘Odisea’. El primero de los cuatro libros, es el poema más largo de la literatura mundial, doscientos mil versos, diez veces más largo que la ‘Iliada’ y la ‘Odisea’ juntos. El ‘Ramayana’ es más asequible, solo cincuenta mil versos, dos veces y medio más largo que las dos obras griegas juntas.
Rushdie, a lo largo de este libro, en el que se habla casi en su totalidad de literatura universal contemporánea, dando saltos a otros siglos atrás cuando es oportuno, critica severamente a los partidos nacionalistas hindúes que han politizado el ‘Ramayana’. Sin embargo, no hay crítica alguna hacia el extremismo musulmán. La guerra entre ambas religiones viene de lejos y, debido a la misma, el libro de Wendy Doniger, ‘The Hindus’, fue retirado de circulación por Penguin India. El autor de ‘Hijos de la media noche’, por otra parte, defiende los orígenes hindúes y no árabes de ‘Las mil y una noches.’ Afirma también que vivimos en una era de contraficción. Lo autobiográfico (la mayor ficción) ha sustituido a la ficción clásica.

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Autor
Salman Rusdhie -
Editorial
Seix Barral -
Año
2023 -
Páginas
490 -
Precio
22,90 euros
Kundera calificó al ‘Tristram Shandy’ como padre de la novela; mientras que a Clarissa Harlowe de Richardson, como la madre de este género. Novelas realistas que en Sterne adquieren aspectos importantes de lo bufonesco y excéntrico. El autor del ‘Quijote’, muy defensor de Cervantes, regaña al autor checo por omitir al verdadero origen de toda la novela, el ‘Quijote’. Kundera afirmó que el realismo había sido explotado hasta la saciedad y ya no quedaba nada por descubrir.
Novela equivale a nuevo, pero hoy en ella ya es todo arqueología. Rushdie, ingeniosamente, propone un irrealismo: buscar la verdad a través de las mentiras, una especie de metamorfosis de la ficción. El realismo sin elementos fantásticos ya no puede sobrevivir. La siempre estrecha dimensión de lo real debe ser abierta.
Fuera de Cervantes y Galdós ( por las adaptaciones de Buñuel) no cita a otro autor español
Aconseja a los jóvenes, el autor de ‘Los versos satánicos’, que escriban de lo que conozcan (Faulkner) y no conozcan (Melville-Conrad). Hay que encontrar el enlace entre el mundo de la imaginación y el mundo real. La tradición realista siempre ha sido la dominante, pero la fantasía es un ingrediente esencial. El realismo mágico solo lo aplica al ‘boom’ latinoamericano. Creo que aquí se equivoca al meter a todos los escritores, incluso brasileños, en esta cesta tan variopinta. Para mí únicamente García Márquez tiene derecho a este título, los otros son compañeros generacionales que practican muy diferentes géneros y estilos.
¿Por qué Shakespeare lo dejó todo y regresó a Stratford? No dejó ni cartas, ni borradores, ni cuadernos, ni nota alguna. Bond, el autor de la obra teatral ‘Bingo’, reúne a Ben Jonson y a Shakespeare en su retiro final. Ambos manifiestan su fracaso, el fracaso que conlleva la escritura. Otro autor teatral, Howard Brenton, se refiere al autor del ‘Hamlet’ como un Prometeo. La conclusión de esta otra obra es que la vida no es una sola cosa, sino muchas. En otro capítulo muy interesante, Rushdie une a Cervantes con Shakespeare. Casi asegura que el inglés leyó al español, no así al revés.
El ‘Quijote’ se tradujo muy pronto al inglés incluso en vida de su autor. Fuera de Cervantes y Galdós (este último por las adaptaciones de Buñuel) no hay cita de otro autor español de ninguna época. En otros apartados, el ensayista se refiere a los ‘Fragmentos’ de Heráclito, contemporáneo de Pitágoras, Lao-tsè, Confucio o Buda. El carácter (ethos) de un hombre es su destino (daimon).
Valora los guiones como obras también literarias. Fellini o Bergman, los más altos ejemplos
Y este pensamiento heracliano lo aplica a Ahab, Bartleby o Leopold Bloom. Los maestros de la literatura norteamericana moderna son, para Rushdie, Roth y Bellow. ‘Matadero cinco’, de Vonnegut es una de sus novelas favoritas. La destrucción de Dresde donde estuvo como soldado. Roth en, ‘El lamento de Portnoy’, identifica al ‘alter ego’ con el autor: fomenta la idea de esa equivalencia, juega con ella y, finalmente, la arrasa. También aparecen por estas páginas Amis, Mc. Ewan, Sebald, Carver… Pero las novelas de Beckett lo atraen especialmente. El capítulo dedicado a Pinter refleja muy bien su genialidad teatral al lado de lo extravagante de su vida. Pinter-Miller fueron un dúo político muy crítico con el poder.
El papel del autor
¿Por qué en el ‘Robinson Crusoe’, ‘Los viajes de Gulliver’ o el ‘Tristram Shandy’, no aparecen los nombres de sus autores en la portada, llevando a una confusión querida entre el personaje como autor? Dickens fue quien más reivindicó el papel del autor. Curiosamente Defoe, Swift, Sterne y Dickens, fueron buenos periodistas y escritores. Sobre todo Defoe. He aquí el comienzo de ambas profesiones y géneros. Rushdie también se refiere a las adaptaciones de novelas al cine. Y valora los guiones originales como obras también literarias. Fellini o Bergman son algunos de los más altos ejemplos.
Entre otros muchos asuntos, Rushdie reflexiona sobre la indolencia a través de la literatura; las contradicciones; la verdad y las mentiras; la censura de todo tipo; la persecución de los escritores y el papel de la lectura y la escritura en este mundo tan cambiante. Hay, para mí, un capítulo interesantísimo y de actualidad. Es sobre el hermafroditismo en la India. ‘El dios mitad mujer’. Este es un libro que confirma la sabiduría y la universalidad de un gran escritor a caballo entre varias culturas.